NICOMEDES GUZMAN

Yo tenía 9 años, cuando un día mi padre me dice que salude al "tío" Nicomedes. Quedé completamente impresionado por la corbata que usaba; era de seda, blanca con impresiones de diarios. Quiero que nos acompañes, me dijo mi padre y nos fuimos caminando los tres. Nicomedes Guzmán, refiriéndose a mí, le dijo a mi padre: he aquí "el verdadero hombre silencioso", un niño que sólo observa; pero nada dice. "El hombre silencioso" era una novela que mi padre había publicado recientemente.
Llegamos finalmente a la casa del pintor Pedro Olmos. Los tres se saludaron efusivamente. Pasamos al estudio de Pedro Olmos y éste le pidió a Nicomedes Guzmán que se sentara en un taburete y los tres se pusieron a charlar. De pronto, Pedro Olmos le pidió a Nicomedes Guzmán que se sacara la corbata, que no le sentaba bien, que se estuviera más relajado. Esto a mí me sorperndió muchísimo, ya que encontraba que esa corbata era maravillosa.
En ese momento comprendí qué estaba pasando. Pedro Olmos, ese día de 1959 le hizo el retrato que muestro en esta página y que luego formaría parte de su libro de poemas "La Ceniza y el Sueño".