En la primera parte, reflexiono en torno a la creencia de que el arte llegó a un punto de extinción.
Esta cuestión me conduce a buscar los orígenes, indagando acerca de la universalidad y necesidad del arte.
Así llego a que éste se explica por la historia natural de la especie humana, cuestión que los pensadores
han obviado, creando la idea de que el arte es una cuestión espiritual, cosa que nunca ha sido demostrada.
Por el contrario, yo planteo que el arte se basa en la fenomenología de la belleza.
La cuestión de la belleza la abordo en la segunda parte, recurriendo a la epistemología kantiana y a la
armonía de la biósfera, para demostrar la necesidad y universalidad de la belleza, considerando, esta última,
como el fundamento del arte.
En la tercera parte y final, retomo el sentido del arte, su posibilidad de muerte y las diversas expresiones
modernas, aclarando los límites en que pueden existir, reduciendo las paradojas al arte que se expresa en su
propio hacer. Concluyo que el análisis planteado permitiría establecer la historicidad de los fenómenos
artísticos y que, en lo que se refiere al arte, hablar de muerte es inadmisible.